Té para una ocasión especial

Era una tarde lluviosa (como muchas en esta ciudad) cuando me regalaron una maravilla: una pequeña naranja rellena de Pu-erh. Me dijeron que era algo sumamente especial, y como tal, tenía que asegurarme de tomarlo con cuidado, tomar todas las fotos posibles y disfrutarlo con atención. Así que esperé para esa mítica ocasión, esa en la que los amantes del vino sacan su mejor botella y la encontré hace poco, en mi cumpleaños 25.

Nunca me ha gustado hablar demasiado de mí, pero creo que llegar a los 25 años, bueno, quizá deba ser una excepción. Pienso que he tenido una muy buena vida hasta ahora, se me ha dado la oportunidad de aprender, de superarme, de conocer lugares increíbles, de tener una familia que dentro de todos mis errores y bordes ásperos me quiere muchísimo, de haber encontrado una pasión que compartir, de haber encontrado amor e incluso de tener una segunda oportunidad para vivir.

Con todo eso (e incluso mucho más) en mente, decidí que esa ocasión especial para tomar té, sería mi cumpleaños. Así pues,  en este post les platicaré mi experiencia al preparar un Mandarin Pu-erh y en otro (para no dejarles una Biblia) les platicaré más de esta mezcla de té, sus orígenes y sus particularidades. Les pido que consideren que este es uno de los tés que más trabajo me han costado describir, así que de antemano, les pido perdón si a veces mis descripciones suenan muy extrañas.

Después de varias fotos, abrí el empaque de mi naranjita y el cielo sabe que no era lo que esperaba. Por el olor bastante intenso a cítricos, esperaba encontrar una naranja… pues naranja hahaha y oh sorpresa, encontré una bola café-verdosa con esos puntitos de la piel de los cítricos bastante evidentes. (Nótese que creo tener una condición que me dan asco algunas texturas, particularmente las que son muchos hoyitos pequeños repetidos, no sé por qué)  

Fuera de la impresión de su aspecto, el olor que desprende esta esfera del tamaño de una pelota de golf, es realmente impresionante. Las notas cítricas son las más intensas, pero también existen esas notas añejas que se describen en la teoría del pu-erh pero que yo no había encontrado en otros tés de este tipo, notas fragantes y curiosamente, húmedas. ¿Ubican el olor a libro viejo? En mi opinión, es un olor muy similar al de este té.

Infusioné Mandarin echando la bolita en agua caliente y ¡oooooooh sorpresa de nuevo! ¡El licor (así le decimos al té después de infusionar) era igual de oscuro que un café americano! El olor cítrico había disminuido un poco para dar lugar a las notas más o menos a madera del pu-erh y entendí por qué otro nombre para el pu-erh es dark tea, o té oscuro. Para ponerlos un poco en contexto, estamos hablando de que el pu-erh genera un licor aún más oscuro que el té negro, al cual los chinos le dicen té rojo.

Para cuidar el sabor y respetar el trabajo de este té que es creado a mano, mi taza no fue endulzada ni se agregó nada. Y la más grata sorpresa la encontré en el sabor. Así como su color, este té tiene un sabor profundo (no sé si eso tenga sentido, espero que sí!) donde primero sentimos el sabor del pu-erh que es ahumado y ligeramente astrigente. Después, se perciben los sabores cítricos y frescos que se mantienen en la boca muchísimo tiempo (como una Tic-Tac de té). Me pareció increíble como la progresión de sabores es perfecta, no sabemos cuándo termina de sabor el té y empieza la naranja, incluso al olerlo, a veces creemos que huele más a té y a veces más a cítricos.

En resumen, Mandarin Pu-erh ha sido una experiencia realmente increíble y única, una explosión de sabores nuevos y deliciosos, una bebida tan especial, como la ocasión en la que se toma. ¡Muchísimas gracias Walter por el regalo tan interesante y único!

¿Qué les parece? ¿Tomarían Mandarin Pu-erh? ¡Platíquenme en los comentarios!

– Ichi-go ichi-e